Por: Maria Camila Gonzalez Mosquera

Helí Mejía Mendoza, alias ‘Martín Sombra’, falleció en Bogotá, dejando tras de sí un rastro de terror y violencia en Colombia.

Helí Mejía Mendoza, conocido como ‘Martín Sombra’ y temido por su crueldad, murió en el hospital El Tunal en Bogotá. Este guerrillero, que inició su carrera delictiva a los 10 años, se convirtió en uno de los nombres más infames de las extintas FARC, siendo el cerebro detrás de secuestros notorios y creador de las macabras jaulas de alambre de púas para los cautivos.

‘Martín Sombra’ fue el carcelero de figuras como Ingrid Betancourt y Clara Rojas, y bajo su vigilancia nació Emmanuel, hijo de Rojas. Su vida estuvo marcada por la violencia: además de los secuestros, entrenó a menores en técnicas de supervivencia extremas y fue responsable de las temidas "caminatas de la muerte".

Los crímenes de ‘Martín Sombra’ se extendieron por las selvas y zonas rurales de Colombia, donde mantuvo cautivos a sus secuestrados. Sobrevivió a más de 50 intentos de captura por parte de las fuerzas armadas, y su muerte marca el fin de una era de terror. Antes de morir, confesó sus actos ante la Jurisdicción Especial para la Paz, revelando detalles escalofriantes de sus métodos y las operaciones de las FARC.

La muerte de ‘Martín Sombra’ cierra un capítulo oscuro en la historia del conflicto armado en Colombia. Su legado de brutalidad y las heridas que dejó en sus víctimas son un recordatorio sombrío de los horrores de la guerra. Sin embargo, sus confesiones han sido clave para avanzar en la búsqueda de justicia y reparación para las víctimas, subrayando la importancia de la memoria y la reconciliación en el país.