Por: karol Yulieth Lopéz león

Senador colombiano Miguel Uribe Turbay lucha por sobrevivir tras un atentado en Bogotá. Su esposa pide oraciones mientras el presunto atacante, un menor de 14 años, enfrenta la justicia.

El sábado 7 de junio de 2025, la tranquilidad de Fontibón, Bogotá, se vio interrumpida por un violento atentado contra el senador y precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay. El ataque, perpetrado durante un acto político, dejó al político gravemente herido y en estado crítico. La conmoción nacional es innegable, intensificada por la juventud del presunto agresor.

El parte médico de la Fundación Santa Fe, donde Uribe recibe atención de urgencia, describe su estado como crítico, con escasa respuesta al tratamiento. Su esposa, María Claudia Tarazona, ha hecho un emotivo llamado a la oración, compartiendo una imagen de su esposo y clamando por un “milagro”. Las reacciones a nivel nacional han sido numerosas, con muestras de solidaridad y preocupación por la salud del senador. El presunto atacante, un menor de 14 años, ya se encuentra bajo custodia y se ha llevado a cabo su audiencia de legalización de captura.

El atentado tuvo lugar aproximadamente a las 5:30 p.m. durante un mitin político en Fontibón. Según testigos, el menor se acercó a Uribe y le disparó a quemarropa antes de ser reducido por la seguridad del evento. La policía investiga el móvil del ataque, aunque todavía no se han revelado detalles oficiales. La rápida respuesta de los servicios de emergencia permitió el traslado inmediato de Uribe a la Fundación Santa Fe.

Este atentado deja al descubierto la creciente ola de violencia que azota Colombia, incluso a figuras políticas de alto perfil. La edad del presunto atacante genera interrogantes sobre las causas profundas de este hecho, abriendo un debate sobre la seguridad ciudadana y la prevención de la violencia juvenil. Las consecuencias de este suceso trascenderán lo médico y se extenderán al ámbito político y judicial, con implicaciones de largo alcance para el país. El futuro de Uribe Turbay, tanto en términos de salud como de carrera política, permanece incierto, manteniendo a la nación en vilo.