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Denuncias & Tribunales

jueves, 5 junio 2025

Frisby España reveló su nuevo logo y sin querer rindió homenaje a una tradición colombiana

Por: karol Yulieth Lopéz león

Una empresa española imitó la icónica marca colombiana Frisby, desencadenando una ola de indignación nacional y una batalla legal internacional. Tras la presión social, la empresa española se retractó.

El caso Frisby ha sacudido las redes sociales y los medios de comunicación. Todo comenzó en 2005 cuando Frisby Colombia registró su marca en la Unión Europea, aunque sin uso activo. En 2024, Frisby España S.L. aprovechó una brecha legal, registrando una marca casi idéntica, incluyendo el famoso "pollito". El lanzamiento de la marca española en mayo de 2025 generó confusión y un aluvión de críticas.

Frisby Colombia, lejos de quedarse de brazos cruzados, emitió un comunicado desmintiendo cualquier relación con la empresa española y denunciando el plagio. La compañía colombiana no ha ofrecido declaraciones públicas adicionales al comunicado inicial, pero fuentes internas aseguran que están estudiando todas las acciones legales a su disposición. La respuesta del público colombiano fue inmediata y contundente, manifestándose a través de redes sociales y movilizando el apoyo de otras marcas nacionales. Este apoyo masivo puso de manifiesto el profundo arraigo cultural de la marca Frisby en Colombia.

La estrategia de Frisby España, basada en la falta de uso de la marca colombiana en Europa y en una similitud visual casi perfecta, resultó en una crisis de reputación. La presión pública, junto con la posible amenaza de acciones legales, obligó a Frisby España a realizar un cambio radical de imagen, retirando el logo, la tipografía y la mascota copiados y suspendiendo temporalmente su programa de franquicias. El incidente puso de manifiesto las debilidades legales de la protección de marcas internacionales sin uso activo.

Este caso revela la importancia del uso efectivo de una marca registrada a nivel internacional, más allá del mero registro. Demuestra, además, el poder de la movilización social y la defensa de la identidad cultural. Las consecuencias podrían incluir una revisión de las legislaciones europeas sobre marcas registradas y un mayor cuidado de las empresas al momento de registrar y usar marcas que ya existen, especialmente cuando poseen un fuerte valor simbólico y cultural en su país de origen. El caso Frisby, sin duda, se convertirá en un estudio de caso en la protección de marcas y la importancia de la identidad cultural.

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