jueves, 3 julio 2025
Por: Miguel Angel Trujillo
Washington y Bogotá llaman a consultas a sus embajadores tras una nueva escalada de tensión por las deportaciones. La crisis diplomática amenaza con desatar un conflicto mayor.
La relación entre Colombia y Estados Unidos se encuentra en su punto más crítico desde la crisis de enero. Este jueves, ambos países tomaron la drástica decisión de llamar a consultas a sus respectivos embajadores, elevando la tensión a niveles alarmantes. Se espera una respuesta contundente por ambas partes.
La crisis se desató tras el reciente conflicto por las deportaciones de ciudadanos colombianos desde Estados Unidos. Esta situación, que ya generó fricciones a principios de año, ha vuelto a encender la mecha, llevando a ambos países a un enfrentamiento diplomático sin precedentes en los últimos años. La tensión se palpa en el ambiente internacional.
El secretario de Estado, Marco Rubio, anunció la llamada a consultas del encargado de negocios en Bogotá, John T. McNamara, citando declaraciones del gobierno colombiano como “infundadas y reprochables”. En respuesta inmediata, el presidente Gustavo Petro, en un comunicado personal, anunció la llamada a consultas del embajador colombiano en Washington, Daniel García-Peña. Petro justificó la decisión como una revisión de temas cruciales en la relación bilateral como cooperación energética, migración y lucha contra el narcotráfico.
El incidente revive la disputa de enero, donde Colombia bloqueó vuelos con deportados, desatando sanciones estadounidenses. A pesar de un acuerdo posterior, las tensiones latentes han explotado nuevamente, revelando la fragilidad de la relación bilateral y la incapacidad de resolver las diferencias de fondo. La Cancillería colombiana, a pesar de la reciente renuncia de Laura Sarabia, mantiene el diálogo con Estados Unidos, aunque la llamada a consultas de los embajadores indica que la situación es extremadamente grave.
Esta crisis diplomática podría tener consecuencias devastadoras para la cooperación en áreas clave como la lucha antinarcóticos y la seguridad regional. El futuro de la relación entre Colombia y Estados Unidos se presenta incierto y lleno de interrogantes, con el riesgo de un deterioro significativo de los lazos bilaterales. La comunidad internacional observa con preocupación esta escalada.
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