Por: karol Yulieth Lopéz león

Gigante automotriz condenada a pagar millonaria indemnización al cantautor por uso ilegal de su imagen y música en campaña publicitaria. La Suprema Corte de México confirmó la sentencia.

La batalla legal entre el astro guatemalteco Ricardo Arjona y la poderosa Toyota llegó a su fin. Tras una larga lucha judicial, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) en México falló a favor del artista, confirmando la sentencia que obliga a la empresa a indemnizarlo por el uso no autorizado de su canción “Jesús es verbo, no sustantivo” y su imagen en una campaña publicitaria.


El caso comenzó en 2023 cuando Arjona denunció a Toyota por violación de sus derechos de autor e imagen. El Tribunal Colegiado falló inicialmente a favor del cantante, pero Toyota intentó reducir la indemnización mediante un amparo. Esta decisión de la SCJN cierra definitivamente el capítulo legal. La controversia ha generado un debate internacional sobre la protección de la propiedad intelectual.

El abogado de Arjona, Eduardo de la Parra, se mostró satisfecho con la resolución, destacando la importancia del fallo para artistas y creadores en todo el mundo. Aunque no se revelaron cifras exactas de la indemnización, se espera una compensación sustancial para Arjona por los derechos vulnerados. La contundencia de la resolución de la Suprema Corte confirma el peso de la decisión inicial.

El uso no autorizado de la música y la imagen de Arjona en la campaña publicitaria generó una fuerte polémica, exponiendo las vulnerabilidades legales que enfrentan los artistas ante el poder de las grandes corporaciones. La decisión sienta un precedente vital para la protección de los derechos de autor en México y América Latina, incentivando a las empresas a respetar la propiedad intelectual de artistas. El caso podría incluso inspirar acciones legales similares en otros países.

El caso Arjona-Toyota deja claro que la impunidad de las grandes corporaciones en el uso indebido de la propiedad intelectual está llegando a su fin. Esta resolución histórica marca un punto de inflexión en la defensa de los derechos de los artistas, demostrando que incluso un gigante como Toyota puede ser llevado a rendir cuentas.